miércoles, 24 de octubre de 2012

Sueño contigo, #7


Para aislarme de la realidad, llego de la universidad y me acuesto a dormir, se me olvida estudiar -que es mi frase favorita para no aceptar que es que no me dan ganas de estudiar-, la cuestión es que mientras duermo en lo único que puedo soñar es contigo, lo único que pasa por mi mente eres tú.

Para este momento de mi vida, siento que no existe situación que no haya soñado, contigo en la playa, contigo en mi cama, contigo en tu cama, contigo en la calle, contigo en mis clases, contigo en el carro, sino es porque nunca fuimos a la playa y jamás me acompañaste a mis clases podría decir que estoy reviviendo los sitios en los que hemos tenido sexo, pero tampoco es que nuestra vida sexual haya sido infinitamente buenísima -simplemente no fue mala-.

Hoy es miércoles y se me complica un poquito más la vida saber que se acerca el sábado y tener por fin la oportunidad de vomitarte encima todo esto que tengo atorado en el pecho que me produce ansiedad. Por su parte la ansiedad me da hambre y eso me produce miedo, miedo de dejar de pesar los 60kgs de angustias que siento por un desplante de proporciones monumentales de tu parte.

Para dejar de pensar cerré mis ojos, me sentía bien, se sentía bien, soñarte a mi lado, conmigo en una cama cualquiera, de un sitio cualquiera, en un tiempo que no recuerdo, porque lo único que sé es que estaba concentrado en ti y me sentía triunfante, por fin había develado el secreto que se oculta tras tus ojos, había podido acceder a los sentimientos más profundos que nunca has dejado salir de ti y me acerque, pude percibir tu olor -como todas esas veces que no pude dormir contigo, pero que me dejabas tu sweater con tu olor impregnado en el-, y me acerque más, tomé el valor para por primera vez en mi vida decirte lo más importante que jamás he dicho, te amo Fernando, te amo y no quiero dejarte ir.

Suficiente fue para despertar sudando y un poco descolocado, me sentía fuera de mi, tal vez porque en el sueño fui lo suficientemente sincero como para aceptar que lo amo, así como acepto que es un idiota y no quiero volver a verlo... De repente la vida se procura momento muy raros para hacerte sentir vainas muy ambiguas. Sueño con tus besos sabor a guayaba.

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