domingo, 28 de octubre de 2012

Uno decide, #10


La resaca solo es una reacción de lo fina que estuvo la noche anterior, de lo bien que lo pasaste, de todas esas sonrisas, carcajadas y malos chistes que con alcohol se vuelven magistrales, la resaca es como el castigo por haberlo pasado tan bien, un recordatorio constante acerca de que las cosas buenas tienen su precio.

Con esta resaca de domingo por la tarde y este dolor de cabeza que me recuerda que bebí hasta volverme mierda, es que caigo en cuenta que ayer fuer sábado y que se suponía que por todos los medios me iba a conseguir con Fernando, si mi ex-nosequemierdaeramosnosotros con él cual se suponía iba a tener una conversación importantísima, pero por cosas del destino nuevamente el carajo no se apareció por ningún lado, no contesto mi llamada -en singular, porque no suelo llamar más de una vez-, no quise insistir, simplemente comencé a llenar mis venas con ron, lo que no me mata, me vuelve más fuerte.

Uno tiene un límite, el cuerpo físico tiene un límite, qué más quisiera uno que poder hacer las cosas sin limitaciones, pero no es así, no es tan sencillo, en la practica uno termina por darse cuenta que todo es un pelín más complicado. No tengo energías para perseguir a este chamo por mar y tierra, no tengo energías para nuevamente ser el comprensivo de la relación. ¿A mí quién me comprende?, yo lo único que necesito son 20 minutos de su atención, sin interrupciones, quizás menos tiempo, pero la única opción que estoy viendo a este momento es secuestrarlo, pero como no tengo tantas ganas de jugar al investigador secreto, he decidido algo menos radical...

He decido hacer algo mucho más sencillo, tomar el teléfono, marcar su número... Una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, hasta que conteste. No puedo hacer más que eso, que se quede con mis cosas, si quiere sus cosas puede pasar por ellas cuando quiera, es más se las puedo mandar con algún amigo suyo, pero a mi, a mi mente, a mi vida que la deje en paz, no puede pretender estar ahí, en el marco de mi vida, yo a las personas no las presiono para que entren o salgan de ella, de hecho cada quién es libre de salir o entrar en ella cuando quieran, pero lo único que no permito es que se queden en el marco, estorban, son como un coroto viejo que uno no sabe donde ponerlo -en la basura está mejor-.

No quiero sus llamadas de mes y medio, de esas en las que actúa que nada pasa, que me extraña, que necesita verme, que le hago falta... Simplemente uno decide dejar de depender, uno decide ser el fuerte, él que tiene el coraje, él que habla claro porque el otro se ha negado a dar la cara. Uno decide ponerle punto y final al asunto.

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